Carlos de Austria (1545-1568)
El pequeño Carlos, como todos los príncipes e infantes de España, fue amamantado hasta los dos años, llegando tres de sus nodrizas a fallecer. Con siete años tuvo a su primer preceptor, Honorato Juan, quien consiguió que el joven se entusiasmara, durante breve tiempo, con sus lecciones. Con doce practicaba los deportes de moda y solía montar a caballo. De carácter enfermizo, don Carlos se trasladó por recomendación médica a Alcalá de Henares, donde estudió junto a Alejandro Farnesio y don Juan de Austria. En esta ciudad le ocurrió un suceso que casi acaba con su vida: enamorado de una hija de la portera de palacio, una noche descendió las escaleras de servicio con tanto ímpetu que trastabilló y cayó de cabeza. Las fiebres fueron muy altas y se le llegó a realizar una trepanación. A los diecinueve años ocupó una plaza en el Consejo de Estado debido a sus ansias de ocupar un cargo público. Pronto se pensó en casar al príncipe, eligiéndose varias candidatas y concretando en doña Ana de Austria, futura esposa de Felipe II. Pero la cuestión de la boda se dilataba cada vez más y don Carlos manifestaba mayores ansias de adquirir un territorio donde gobernar. Esa es la cuestión que se apunta como la culpable de la presunta traición que le llevó al encarcelamiento y la muerte. Se obsesionó con la huida a un país lejano y fue traicionado por don Juan de Austria, quien reveló al rey los planes de don Carlos.
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